Fragmento de entrevista realizada con Enrique Plantey
Por Belén Sainz-Trápaga
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Estuviste en los Juegos Paralímpicos de Invierno en PyeongChang, Corea. ¿Cómo fue esa experiencia, tanto a nivel deportivo como humano, representando a la Argentina en un país tan diferente?
Todo fue espectacular. Salimos con mi entrenador, con el otro chico que representó a Argentina en snowboard -Carles Codina-, su entrenadora y mi novia, que fue parte de la delegación también y me acompaña en todo. Salimos de Barcelona para Corea. Un viaje larguísimo. Yo no había estado nunca en ese país y me sorprendió muchísimo. Todo, por la cultura que tienen… no pensaba que era tan lindo. No me imaginaba cómo eran las montañas donde fuimos a competir. PyeongChang es un pueblito muy chiquito pegado al mar. Las montañas eran bastante bajas, de una altura similar a la de Ushuaia. Muy bajas pero empinadas. El trato a la nieve que tenían los coreanos fue espectacular. Llegamos y bueno, todo lo mágico que tienen las Olimpiadas. Es un evento gigante, una fiesta importantísima del deporte que mueve mucha gente. Estuvimos dos días entrenando en una disciplina que se llama Downhill (descenso) y después fue la inauguración. Estuvo impecable. Es hermoso representar al país.
También habías participado de la edición anterior en Sochi, Rusia, en 2014. ¿Cómo lo compararías?
Sí, ya había vivido esta experiencia así que iba con una idea de lo que iba a vivir de nuevo, pero no te deja de sorprender. A Sochi entré raspando, clasifiqué justo. Había empezado a competir hacía muy poco, un año y medio atrás. Tuve un resultado muy lindo, quedé 19 del mundo en el slalom gigante, que fue la única disciplina en la que corrí. Lo disfruté muchísimo porque fue un mérito gigante en lo personal haber llegado. En ese momento no había un equipo argentino formado, no había entrenadores tampoco en el país. El equipo se formó para las Olimpiadas de Sochi y a mi actual entrenador lo conocí en Sochi. Este año fui muchísimo más preparado, fui a buscar mejores resultados y lo viví mucho más intensamente en el plano deportivo. Estar ahí con un grupo humano que te acompaña para que te sientas lo mejor posible… Fue mi familia, que no había ido la vez pasada. Mi mamá, mis hermanas, mi novia. Es una emoción que dura 12 días. Lo que se vive es muy intenso. Este año me tocó llevar la bandera argentina en la inauguración y no me lo esperaba para nada. Y entrar representando al país fue muy lindo. Te entusiasma.
¿Y vas a estar o no en las próximas?
No es que no voy a estar pero el deporte de alto rendimiento es muy exigente y cuando llegás a un nivel tan alto, si crees que no vas a tener la misma energía para los próximos 4 años… porque son 4 años a full, entrenando intensamente todos los días, pensando cómo mejorar. Y dije “me parece que ésta es la última” y no sé si va a ser la última, capaz que haga una más. Me quedé con ganas de seguir compitiendo pero dije que me iba a tomar unos meses para mí y en la temporada de invierno arrancar de nuevo. Todavía lo estoy pensando. La única forma en que yo estaría sería esa. No porque viajar es lindo y todo lo demás. Si voy a estar es porque me lo merezco y porque sé que voy a estar a full.
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