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David no pudo con Goliat

Agustín Pichot se enfrentó a Bill Beaumont en las elecciones para presidente de World Rugby y cayó por apenas cinco votos y recibió apoyos de todas partes del mundo, incluso al interior de países que no lo votaron. Dejó sentado un firme precedente para volver a intentarlo en el futuro.

En un rally de 15 días Agustín Pichot impulsó una intrépida campaña que estuvo muy cerca de depositarlo en el sillón máximo del rugby mundial: la presidencia de World Rugby. En una reñida elección, plagada de negociaciones, rumores, trascendidos y traiciones, el inglés Bill Beaumont se impuso por escaso margen y logró la reelección por cuatro años más.

“Felicitaciones, Bill. No se dio. Gracias a todos!!!! De corazón”, escribió el argentino en un tuit, inmediatamente después de conocido el resultado.

El escrutinio de la elección realizada de manera virtual y a lo largo de cinco días arrojó de 28 votos para Beaumont contra 23 de Pichot. La intriga se prolongó hasta el último minuto. Según el recuento del argentino, hasta el instante final tenía 23 votos contra 24 del inglés. Esperaba contar con los dos de África y uno de los dos de Japón. Sin embargo, los cuatro fueron para saco del inglés.

Capitán del equipo de los Pumas que conquistó la medalla de bronce en el Mundial Francia 2007, dirigente de la Unión Argentina de Rugby (UAR) que llevó al rugby argentino al Rugby Championship, encargado del área del Seven que le devolvió al rugby el status olímpico, Pichto se enfrentó a quien lo llevó a la vicepresidencia del órgano que rige los destinos de este deporte. La oposición y el conservadurismo por parte de las potencias de Europa a la Liga Mundial que impulsó Pichot para darles mayor participación a las naciones emergentes los pusieron en veredas opuestas y desataron esta puja de poder.

“Quiero agradecerle a Gus [Pichot] por su amistad y apoyo durante los últimos cuatro años. Aunque nos enfrentamos en esta campaña, estuvimos alineados de muchas maneras y le guardo el mayor respeto. Gus es un apasionado del deporte y su contribución fue muy significativa”, expresó Beaumont a través de un comunicado oficial de World Rugby tras la victoria.

Al margen de la derrota, el argentino realizó una enorme elección en la que arrancó de atrás y fue ganando voluntades, incluso de países que parecían adversos y hasta en el seno de otros que votaron por el status quo. Al punto tal que Gales se vio obligado a cantar su voto a favor de Beaumont luego de que surgieran rumores de que uno de los países del Seis Naciones le darían la espalda. Finalmente el bloque se mantuvo unido, pero Pichot consiguió torcer varios votos que inicialmente parecían estar del lado de la continuidad. Su postulación repercutió dentro del mundo ovalado y dejó un claro mensaje de que hay estructuras enquistadas que, más allá de los dirigentes de turno, es necesario cambiar con presteza y le puso una enorme presión al nuevo mandato.

“Mi propuesta representa un cambio ambicioso”, dijo Beaumont en la primera conferencia luego de ser reelecto, realizada vía zoom. “Soy bueno escuchando y uniendo partes. Creo que bajo mi administración he sido capaz de alcanzar consensos y tengo cuatro años más para marcar una diferencia a través del poder del debate y la persuasión. Cada argumento tiene dos lados y hay que respetar la mirada del otro”.

Beaumont termina por imponerse luego de un proceso de votación que por lo menos resultó polémico. World Rugby insistió con mantener la fecha pese al estado de parálisis mundial provocada por el coronavirus, algo con lo que Pichot no estaba de acuerdo, e implementó un sistema que dio lugar a la especulación. Más allá de que por razones de fuerza mayor se realizó de manera electrónica (vía e-mail hacia una empresa de auditoría en Suiza: PWC), no resultó transparente que abarcara cuatro días, lo que habilitó la especulación y la negociación. El hecho de que el voto fuera secreto y no a mano alzada alimentó esta situación. Mientras que algunos miembros hicieron pública su preferencia, otros lo mantuvieron bajo cuatro llaves y se permitieron negociar con esta situación. Tampoco quedó claro la decisión inicial de dar a conocer los resultados 12 días después del cierre de los comicios, anuncio que finalmente se adelantó a sólo 48 horas.

La elección de Beaumont representa la victoria del status quo. Si bien su plataforma no distaba mucho de la de Pichot y también proclamó la necesidad de una transformación para convertir al rugby en un deporte global, la permanencia del inglés implica que el poder seguirá estando concentrado en los países centrales. Si efectivamente hay cambios que impulsen algún tipo de crecimiento, no será sino a través de un proceso lento.

Beaumont hizo públicas sus propuestas a través de un manifesto en el que vertió ideas generales y poco específicas y en un puñado de entrevistas. El mayor énfasis del inglés está puesto en revisar la estructura gubernamental de World Rugby y en el modelo de negocios.

Como Pichot, augura más oportunidades para los seleccionados del Tier 2, aunque no especifica de qué manera. Algo es seguro: ni el Seis Naciones ni la gira que cada cuatro años realizan los British & Irish Lions por el hemisferio sur se tocan. En la primera conferencia luego de ser reelecto, realizada vía zoom, Beaumont volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de una Liga Mundial.

“Hay una necesidad de revisar la Liga de Naciones, juntando las dos ventanas que tenemos [julio y noviembre]”, adelantó, aunque puso coto a la posibilidad de que haya ascensos y descensos en el Seis Naciones, lo que frenó la iniciativa en su momento. “Eso le corresponde discutirlo a las uniones involucradas, no podemos imponerlo desde World Rugby. El Seis Naciones le pertenece al Seis Naciones y el Rugby Championship a la Sanzaar, pero vamos a incorporar una nueva competición que mantenga al Seis Naciones independiente, sólo que quizás no todos sus equipos participarían en ella.”

Ante este escenario, es válido preguntarse por qué uniones del Tier 2 se inclinaron por Beaumont. De un lado, no todos estaban convencidos de la Liga Mundial que propuso Pichot, ya que si bien daba igualdad de oportunidades para todos, limitaba al número de países que se podían subir a la Liga a dos o tres en principio (luego la movilidad dependería del éxito deportivo) pero dejaba afuera completamente al resto, al menos hasta que se ganaran el ascenso.

Además, persisten cuestiones políticas y vínculos de larga data que hacen difícil romper el status quo, sin olvidar que la mayoría de las uniones están gobernadas por un establishment conservador con dirigentes que responden más al perfil acartonado de Beaumont (68 años) que la inquietud y pujanza de Pichot (45).

Más allá del impulso que le dio Pichot a la región de las Américas, la relación entre los países angloparlantes con Inglaterra tiene su peso. De allí a que los cuatro votos de Norteamérica (dos de la región, uno de Canadá y uno de Estados Unidos) se hayan repartido en partes iguales. Y eso que Estados Unidos apoyó al argentino pese a algunas diferencias que habían sostenido luego de que éste llegar a integrar su Consejo Directivo.

En Oceanía, más allá del apoyo de la Sanzaar (Australia y Nueva Zelanda), los votos también se dividieron. Mientras que la región apoyó a Pichot, Samoa y Fiji fueron con el inglés. Beaumont había promovido la candidatura de Francis Keane, presidente de la Unión de Fiji, y más allá del escándalo que obligó a bajarlo de la elección (fue acusado por organismos de derechos humanos internacionales de homofobia violenta), la alianza se mantuvo en pie. Además, Beaumont jugó una carta inteligente (en materia política, al menos) cuando en su manifesto incluyó la posibilidad de que los jugadores que juegan nacionalizados para otro seleccionado puedan representar después de un tiempo a su país de origen. Hay muchos isleños que juegan para All Blacks, Wallabies y hasta seleccionados europeos.

Otras de las iniciativas de Beaumont, menos tangibles para el aficionado, son las de transformar la estructura de gobierno de World Rugby, revisar la política financiera para lograr una mejor distribución de los ingresos y más transparencia, y continuar con el monitoreo de las reglas para priorizar la salud de los jugadores y el incentivo al rugby femenino.

“Nuestro objetivo es tener una representación más diversa, que no sólo sostenga a la vieja guardia. Desde que soy presidente, la estructura de votación fue cambiando. Ahora hay más países que votan. Se sumaron Samoa, Uruguay, Estados Unidos y Fiji”, afirmó. “Los cambios no necesariamente tienen que venir del presidente. Cualquier unión lo puede proponer y con las dos terceras partes del Consejo se modifica”.

El Seven y el rugby femenino también ocupan un lugar relevante en la agenda, como lo demostró en sus primeros cuatro años de mandato. El primero como “herramienta” de expansión hacia otros territorios, y citó el ejemplo de Kenia y el legado de los Juegos Olímpicos de Río, y para el segundo manifestó la intención de crear una competencia global con varios niveles. “El rugby femenino es parte de nuestro plan a largo plazo”.

Finalmente, Beaumont ratificó el aporte de 75 millones de libras esterlinas para paliar los efectos de la crisis provocada por el coronavirus en el seno de las uniones nacionales: “Sabemos que no va a ser suficiente, pero gracias al éxito del Mundial de Japón, estamos en posición de ayudar”.

Mientras tanto, Pichot anunció su alejamiento temporario de la dirigencia, tanto como representante de la Argentina en World Rugby como en la Sanzaar y al seno de la UAR, desilusionado con la forma en que se desarrolló la elección. Incluso denunció públicamente que África lo traicionó y dio vuelta su voto en las últimas 24 horas de la elección. “Ya se va a saber por qué fui traicionado. Se otorgaron favores que están en el límite de la ética. De nuestro lado no van a encontrar ningún tipo de negociación. Pero pasó lo que pasó y por eso perdimos. No lo habría hecho de otra manera.”

La salida de Pichot implica una pérdida grande para el rugby argentino en términos de peso político en World Rugby, ya que además al perder su banca de vicepresidente la Argentina se queda sin representantes en el EXCO.

No hace falta conocer en profundidad a Pichot, no obstante, para saber que no se trata de un adiós definitivo. No ganó la elección, pero sí despertó muchas adhesiones. Cuando regrese, lo hará fortalecido.

Mr. President

Sir William Bleckledge Beaumont nació en Chorley, Lancashire, al noroeste de Inglaterra (cerca de Manchester y Liverpool). Jugó para Fylde Rugby Club desde los 17 años, representó a Inglaterra en 34 Test Matches entre 1975 y 1982 y llegó a ser capitán de la Rosa. También vistió la camiseta de los British & Irish Lions (7 caps) y los Barbarians (15 partidos). Después de retirarse prematuramente por una lesión a los 33 años inició su carrera como dirigente dentro de la unión inglesa (RFU), a la que presidió entre 2012 y 2016, año en que asumió el máximo cargo en World Rugby y donde estará sentado por cuatro más.

Los presidentes del profesionalismo

Desde que el rugby se aggiornó al profesionalismo en 1995, todos los máximos mandatarios de World Rugby (hasta 2014 denominada IRB) fueron de uniones del torneo Seis Naciones. El detalle:

1995/2002           Vernon Pugh (GALES)

2003/2007           Syd Millar (IRLANDA)

2007/2016           Bernard Lapasset (FRANCIA)

2016/2024           Bill Beaumont (INGLATERRA)

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Nota: Alejo Miranda

Fotos: Getty Images

Nota publicada en la revista TRY Mundial #56.

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