En una entrevista con POLO Mundial, la inglesa Frances Townend comparte la experiencia de haber jugado en el 1° Mundial femenino con las secuelas físicas que le dejó un grave accidente de tránsito.
Por Belén Sainz-Trapaga
Es martes a la tarde y el sol brilla en el Campo Argentino de Polo, donde se juega el primer Mundial de polo femenino de la historia. Las tribunas de la cancha 2 están bastante colmadas y un relator, con micrófono en mano, explica lo que pasa a los espectadores. Tras un empate, la selección de Inglaterra acaba de ganarle el partido a Argentina en una definición por penales. Al llegar al palenque, Frances Townend, quien juega de 1, se baja del caballo, se saca el casco verde y camina con la ayuda de un bastón-muleta.
Esta emocionada. Nueve años atrás sufrió un accidente que cambiaría su vida por completo: le habían dicho que nunca volvería a caminar. Fran es médica y trabaja en el departamento de Emergencias. Una noche, mientras iba manejando por la autopista, vio un choque y decidió detenerse para ir a ayudar. Lo que no imaginaba es que minutos después ella iba a ser víctima de otro accidente. Un camión, que no la vio en la oscuridad, la atropelló y quedó atrapada junto al hombre que estaba auxiliando.
Por la gravedad de sus heridas, entre estas una lesión en la medula espinal y múltiples fracturas, pasó cinco meses internada en el hospital. Se salvó de la amputación de sus piernas pero tuvo que afrontar una larga y difícil rehabilitación. Tiempo después, se unió a un programa de polo pensado para personas con lesiones y ver el avance de sus compañeros la inspiró. Siente que el caballo es una extensión de sus piernas, de su libertad, y que formar parte de un equipo fue clave para reconstruir la confianza en sí misma. Así llegó a Palermo, la Catedral del polo, representando a Inglaterra en un Mundial y celebrando una victoria con una sonrisa enorme.

Fran Townend
-¿Cómo viviste el partido contra Argentina?
-Siempre es un partido duro contra Argentina. Las chicas siempre están bien organizadas, juegan rápido como los hombres, le pegan duro a la bocha, son consistentes en sus pases… así que no nos sorprendió lo bien organizadas que están. Este es el hogar del polo.
-¿Cómo te sentís al estar jugando acá, integrando la selección de Inglaterra, después de todo lo que te pasó?
-Por mi historia personal esto es… (se quiebra) muy emocionante para mí. Es mi primera vez en Argentina, jugando en un Campeonato Mundial para el primer equipo femenino de Inglaterra en la historia. Y ser reconocida en el mismo nivel que otras mujeres inglesas por mi handicap es muy emocionante. Cuando ando a caballo siento que se convierte en parte de mí, es mis piernas, me siento segura y esto ha hecho que las discapacidades que tengo se sientan mucho más parejas.
-¿Usas algo entre tu cuerpo y el caballo para adaptarte?
-Sí. Estoy cabalgando en una silla de montar australiana, así que el asiento es más profundo. Las rodilleras son diferentes para que las piernas no se me vayan para adelante, y mis estribos están adaptados para la lesión, para prevenir que los pies se salgan para adelante. También tengo una correa de elástico y velcro que va alrededor de mis tacos para que los pies no se salgan para atrás porque no tengo movilidad ni sensibilidad en la pierna derecha y mi pierna izquierda es muy débil.
-¿Es más peligroso que en otros casos?
-Sí, es más peligroso andar así si el caballo no es seguro. Yo tengo un caballo joven, no podría montar uno que fuera impredecible porque en ese caso tendría que poder saltar al piso.
-¿Jugabas al polo antes de tu lesión?
-Había jugado un poquito. Ando a caballo desde muy chica y cuando estudiabaa la Universidad había polo y me anoté. Eso fue antes de la lesión.
-¿Trajiste tus propios caballos?
-¿A la Argentina? No, ¡es Argentina! Los caballos son los mejores del mundo (risas). El año pasado compré un caballo de La Aguada, así que sabía que al venir a Argentina íbamos a tener los mejores caballos. Pero sí llevamos nuestros caballos a Italia para jugar el Campeonato Europeo, que fue mi primer torneo con Inglaterra. Este es el segundo.
-¿Qué haces cuando no estás jugando?
-Soy médica profesional pero le dedico mucho tiempo al polo. Juego en el Reino Unido, en Nueva Zelanda, en Australia, y ahora en Argentina, porque es la mejor forma de rehabilitación para mí. Es un deporte para diestros y mi lado derecho es el que tiene problemas, así que me hace pensar en usar esa parte de mi cuerpo y me ha llevado mucho tiempo ser lo suficientemente fuerte para jugar de manera competitiva, en este nivel, pero me veo a mí misma cada vez más fuerte, más en forma y capaz de hacer más cosas en comparación a cuando fui al Campeonato Europeo.
-¿Te resultó más competitivo de lo que esperabas?
-No, es un Campeonato Mundial, así que siempre supimos que iba a ser un trabajo duro y pasamos mucho tiempo mirando partidos y tratando de entender qué necesitábamos hacer para estar seguras que éramos tan buenas como los otros equipos. Así que la preparación y el trabajo duro antes de jugar fueron tan importantes como lo que estuvimos haciendo en la cancha estos días.
-¿Qué es lo que más admirás en otras jugadoras?
-La pasión que tienen por el deporte. Todos acá son apasionados no solo por la manera de jugar sino también por los animales. Es la relación que todas mis compañeras y yo tenemos con los caballos cuando jugamos. Y no podríamos jugar sin los caballos. Ellos son los atletas más importantes.
Fotos: Sergio Llamera
Nota publicada en la revista POLO Mundial 124. Suscribite gratis y recibí la próxima en tu mail.