Entrevistado para YACHTING Mundial, el atleta de clase Finn habla de los cambios que tendrá que afrontar para seguir compitiendo a nivel olímpico.
Por Belén Sainz Trápaga
Facundo responde desde el aeropuerto. Una vez que terminaron los Juegos Olímpicos pasó unas semanas en Argentina y, en sus palabras, fueron muy intensas. Aprovechó para visitar gente, pasó su cumpleaños número 27 e hizo arreglos para su viaje de vuelta a Europa, donde reside hace seis años. Pero esta vez, el representante del Club de Veleros Barlovento vuelve con un nuevo y desafiante proyecto: el cambio de categoría. Un antes y un después en su carrera.
-¿Qué te llevás de tu experiencia en Tokyo?
-De estos Juegos me llevo la tranquilidad de saber que peleé hasta el final, hasta el último metro; que estuve muy enfocado -de hecho, fueron las semanas en las que más enfocado estuve en mi vida- y creo que llevé mi capacidad de enfoque y concentración a un nivel más arriba del que estaba acostumbrado. Y que me demostré a mí mismo que estoy para pelear al mejor nivel mundial, nuevamente en un evento que es el pico máximo para todos. Eso es lo que me llevo.

-¿Cómo fueron esos días en Japón con la delegación, que son unos cuantos?
-La experiencia con el equipo fue una de las cosas más lindas porque ya nos conocíamos hace mucho tiempo. Había muy buena onda entre todos, las nuevas generaciones y los que venimos hace un poquito más de años en el circuito. Estábamos todos tirando para adelante, cualquier cosa en la que pudiéramos sumar estábamos dispuestos a hacerlo y se disfrutó bastante en ese aspecto.
-¿Qué opinás de que tu clase no participe en la próxima edición? ¿Sabés las razones?
-Ese es un tema que me representó bastante ambigüedad en los últimos meses. Al principio me sentía triste y desilusionado porque era muy injusta la forma en la que se tomó la decisión. Fue bastante poco transparente y todavía no está muy claro por qué ni quiénes fueron los que votaron, nada se hizo público. Lo veía como una injusticia y como algo difícil pero con el tiempo empecé a verlo -y ahora lo veo- más que nada como una increíble oportunidad para mí de tener un desafío que nunca antes había tenido.

-¿Vas a empezar en otra clase?
-Sí. Yo en finn ya estaba bastante asentado en la cabeza de la flota y ahora me toca empezar de vuelta en una categoría como el laser, en la que tengo que perder cerca de 15 kilos. Realmente, lo que me pasa en este momento con esa decisión es que creo que es el mayor desafío que podría plantearme a nivel deportivo y personal. La sensación que tengo es que estoy entusiasmado porque es una oportunidad de un desafío increíblemente difícil, que me va a ayudar a seguir creciendo en muchos aspectos.
-¿Tu decisión de irte a vivir a España tuvo que ver con tener mejores posibilidades de entrenamiento? ¿Cuáles son las principales ventajas para un regatista allá?
-Sí, estoy viviendo afuera, en Valencia, desde octubre de 2015. Me fui a vivir allá exclusivamente para agilizar muchos procesos de aprendizaje porque las giras son en Europa y los campeonatos más importantes son ahí. Yo sabía que para navegar competitivamente en una clase olímpica tenía que aprender de los mejores, tenía que entrenar con ellos, y en Valencia había un grupo de entrenamiento muy importante y por eso me trasladé ahí, para poder entrenar de cerca con ellos y aprender rápido. Creo que estar en Europa es clave, fundamental, porque simplifica muchísimo todo lo que tiene que ver con la logística. Uno está cerca de todo y a distancia manejable. Solo hace falta un tráiler y un vehículo para poder desplazarse hacia los campeonatos. Por otro lado, está el punto de vista fisiológico. No necesitás tanto tiempo de adaptación en los lugares porque no tenés el problema del jet lag, como viniendo desde Argentina. Y, por último, obviamente es más fácil encontrar buenos grupos de entrenamiento y rutina. Es difícil económicamente porque nosotros, los deportistas argentinos, ganamos en pesos y gastamos en euros, entonces hay un pequeño desafío de encontrar otros trabajos e intentar mantenerse como se pueda.

-Con respecto a las dificultades de financiamiento, ¿con qué tipo de apoyo cuentan los regatistas hoy?
-Bueno, yo cuento con el apoyo del Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), de la Secretaría de Deportes, de la Federación Argentina, de mis sponsors y de mi club. La verdad es que no hubiese podido hacer toda la campaña que hice sin todo su apoyo. Obviamente somos Argentina y no Estados Unidos o una potencia mundial, entonces eso siempre se nota en cuanto al presupuesto y a la cantidad de recursos que tenemos, no solo en el deporte, aunque el apoyo del Enard es muy bueno. De todas maneras, creo que nosotros tenemos una cultura de hacer funcionar las cosas aunque sea difícil, siempre encontramos la forma de hacerlo funcionar.
-¿Cómo sigue tu carrera ahora?
-Mis planes son navegar en laser y ahora estoy con la cabeza puesta en ese nuevo proyecto. Al principio tenía algunas dudas porque no sabía si iba a tener el fuego y el deseo necesario para empezar un proyecto tan desafiante, tan difícil. Creo que la flota de laser es una de las más competitivas sino la más competitiva del mundo actualmente. Y bueno, empezando con 27 años y sin horas navegadas en laser prácticamente es un desafío muy difícil que va a conllevar muchísimas horas de entrenamiento, muchos torneos de adaptación. También mi biotipo ahora es el de finn, no el de laser. Pero bueno, lo pensé un poco y es lo que más deseo: seguir haciendo campaña, seguir representando a Argentina. Tengo mi sueño de ser medallista olímpico aunque en este momento mi realidad sea más bien la de estar empezando en esta categoría. Primero hay que dar muchos pasitos pequeñitos para poder empezar a soñar… para que la realidad y el sueño se encuentren, digamos. Así que estoy muy entusiasmado por empezar este nuevo proyecto y veremos qué nos depara el futuro. Este ciclo va a ser cortito, entonces no sé si voy a llegar pero bueno, en este camino tampoco me vuelvo loco por los objetivos finales sino más bien por el recorrido, el deseo y la transición del día a día, por las pequeñas mejoras de la rutina y por intentar ser mejor. Así que por ese lado estoy bastante tranquilo.
Fotos: Gentileza FAY / Olympics / Robert Deaves