Es la primera polista argentina con 10 de handicap y una de las tres en el mundo. En 2019 ganó el Abierto Argentino Femenino y fue declarada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires. Gustos, cuidados y pensamientos de la jugadora del momento.
ADN: Nació el 1° de diciembre de 1987 en América (Bs.As.) Empezó a andar a caballo a los 4 años y a jugar al polo a los 10. A los 12 jugó la Copa Portillitos. Cuando terminó el colegio viajó a Inglaterra invitada a jugar y ya no paró más. En 2016 fue la primera mujer en ganar el Abierto del Jockey Club junto a Adolfo Cambiaso, Juan Martín Nero y Pablo Mac Donough. El 2019 fue su año: se casó en febrero, fue declarada Ciudadana Ilustre de Bs.As., ganó el Abierto Argentino de Polo y alcanzó los 10 goles de handicap.
Actualidad polera: Su mejor monta actual es Anny, una yegua malacara de 11 años, cría de Horacito Heguy. La usó dos chukkers en la final del Abierto. “Tiene una gran boca, mucha sensibilidad y una gran aceleración”, cuenta. Lo que más le gusta del polo es que sea un deporte tan completo y la conexión del ser humano con el caballo. También el hecho de jugar en equipo lo hace un deporte único y diferente al resto. “Tus piernas son las patas del caballo, así que tenés que estar conectado a eso”, dice. También le gusta la parte social del polo, compartir con gente la misma pasión por el animal y por el juego. Además de viajar a jugar porque la lleva a lugares del mundo donde no se llega como turista. “Esto lo hace más espectacular todavía”, confiesa.
Admiración: Desde que jugó de back en el último Abierto de Mujeres en el equipo El Overo Z7 UAE, admira y sigue a Juan Martín Nero. “Valoro mucho el trabajo del 4 de La Dolfina”, confiesa. También admira a Jeta y Barto Castagnola.

Cuidado personal: Lía es muy metódica. Se acuesta temprano y se levanta temprano todos los días. Come muy sano y lleva una dieta personalizada por la nutricionista Juana Laborde, que le ajusta el plan alimenticio dos veces al año según las mediciones de músculo y grasa. “Es una dieta muy proteica, bien completa según sea pre temporada o temporada”, cuenta. Además tiene una rutina fija de entrenamiento que sigue con su entrenador personal de siempre, Alfredo Altuna. “No quiero perder mi femineidad, nada de músculos súper marcados o una espalda enorme”, aclara. El entrenamiento consiste en un sistema intermitente de trabajo por bloques que van entre 5 y 7 minutos con ejercicios específicos y cardio para elevar la frecuencia cardíaca, para ajustarlo lo más que se pueda a lo que sería un chukker durante el partido.
Lía íntima: Reconoce que está en el lugar donde siempre soñó estar, que hizo todo lo posible para llegar y que lo disfruta muchísimo. “Estoy feliz de haber hecho de lo que más me gusta mi rutina”. Exigente, dice que todavía tiene mucho para aprender: “cuanto más aprendés te das cuenta cuanto más te falta saber”. Acaba de casarse y de cumplir su gran sueño de ser 10 de handicap, pero los sueños de una campeona nunca se detienen… “Ahora mi sueño es poder combinar la familia y los hijos por venir con seguir jugando al polo y viajar. Mi sueño es poder hacer ambas cosas a la vez”.
Agradecimientos: A Daniel González, muy amigo de su papá. Cuenta que cuando ella era chica fue a América a ver unos caballos y le corrigió el swing: «yo hacía medio swing y me dijo: con medio swing no vas a llegar a ningún lado”. Otra persona que le ayudó mucho fue Cacho Merlos, con quien tomó varias clases y jugó con los Merlos en Trenque Lauquén. “Papá ha sido el profesor continuo, del día a día, marcándome todos los defectos”, revela.
10 favoritos
Comida: Malfatti de espinaca de mamá
Bebida: Aperol Spritz
Color: Azul
Número: 5
Cantante: Maroon 5
Serie: Vikings
Perfume: Acqua di Gioia
Golosina: Kinder Country
Estación del año: otoño en Argentina
Ciudad: América
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Texto: Guillermina Gómez Romero
Fotos: Sergio Llamera
Nota publicada en la revista POLO Mundial #113.
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