Rugby inclusivo
Daniel Fernández es el mentor de Pumpas XV, el seleccionado de Mixed Ability Rugby Argentina, que forma parte de un programa que ideó para que los chicos con discapacidades intelectuales no se queden afuera del mundo de la ovalada
Por Belén Sainz Trápaga
Hace siete años, Daniel Fernández regresaba a las canchas de Banco Hipotecario, el club donde jugó desde chico hasta los 29, aunque se haya retirado en las filas de San Cirano. Pero esta vez volvía desde un lugar distinto. Con más de 40 y un hijo con síndrome de Down, traía bajo el brazo un proyecto de rugby inclusivo, que consiste en la integración de las familias con chicos con discapacidad a la vida deportiva y social del club a través del rugby.
¿Cómo comenzó este proyecto? ¿Tu hijo mayor quería empezar a jugar?
En realidad, yo quería que él disfrute de la vida del club, como hicimos todos nosotros. Y cuando mi hijo cumplió 7 -ahora va a cumplir 14- yo quería llevarlo al club de rugby pero bueno, en una división normal era muy difícil incluirlo, así que ideé un programa de integración para las familias con chicos con síndrome de Down. Para acercarlas al club, que tengan sentido de pertenencia al lugar y hacer actividades a través del rugby con todas las divisiones. Que conocieran el club, la confitería, los vestuarios, como para que cuando sean grandes puedan ir en forma autónoma.
¿Ellos conforman un equipo especial o se integran a los equipos que ya existen?
Claro, por eso es integración. Dentro de lo que es la vida del club les damos un espacio para las familias con chicos con síndrome de Down. Una vez que estamos adentro del club, que ya somos parte, nos empezamos a relacionar con los demás. Con Mixed Ability Rugby, que empezó el año pasado, nosotros enseñamos rugby pero aprenden muy lentamente, sobre todo en Banco Hipotecario porque son chicos chicos. Mixed Ability Rugby, que es lo que juegan los Pumpas, es algo que descubrimos hace un año y medio, dos años. Ellos sí son personas adultas, mayores de 18 años, con discapacidad intelectual y cuyos hermanos, primos, o amigos muy allegados los acompañan a entrenar y armamos un equipo con capacidades mixtas, personas sin discapacidad y personas con discapacidad.
¿Cómo llegaron al Mundial de Mixed Ability?
A raíz de que existía Banco Hipotecario Rugby Inclusivo, me envían un mail desde Inglaterra invitándonos al Mundial para personas con discapacidad. Ellos leyeron sobre lo que hacíamos y es algo que no tiene nada que ver con lo que pasa ahí. Es un programa distinto. Dentro de lo que es rugby inclusivo, invitaba a Martín Perego, que participaba ya hacía dos años. Él no tiene síndrome de Down, tiene un retraso madurativo. Entonces les contesté a Inglaterra que no sabía lo que era, me contaron cómo era y dije “yo tengo una persona que puede ir y jugar si nos ponen en un equipo, tengo un conocido que los puede hacer jugar para Italia o para España”. Y bueno, junté dos jugadores más, un chico de CUBA, Matías Viacava, que lo venía siguiendo de chico… un poco era mi horizonte, lo que iba a hacer con mi hijo; y el otro chico es Agustín Metzger, así que fuimos a jugar el Mundial allá, para Inglaterra y para España.
¿Cómo fue conocer esos equipos, cómo están organizados?
Lo que pude ver es que ellos están un paso adelante porque empezaron hace muchos años con esto. En Gales se inició. Pero nosotros tenemos un gran nivel de rugby. Entre los chicos que juegan acá en Argentina hay muy buenos jugadores y hay muy buenos “terceros tiempistas” también, pero eso es bueno en todo el mundo. Los terceros tiempos son geniales. El argentino es muy apasionado por el rugby, sobre todo el que tiene una familia de rugby y que la competencia, por tener alguna discapacidad, lo dejó afuera de la cancha. Así que cuando se abrió la puerta para ingresar a jugar a un equipo, mando una carta al club diciendo que los convoco al seleccionado de Pumpas, de chicos con discapacidad, y les leo la carta delante de sus amigos en el club. Les dio un empujón de energía increíble a los chicos, la familia los acompaña y en eso hemos tenido un crecimiento enorme en un año.
¿Qué tipo de discapacidades tienen los miembros del equipo?
Es una discapacidad intelectual, no motora. Hablamos de síndrome de Down, retraso madurativo, autismo, TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo), Asperger y algunas más.
¿Cuántos son en total?
En el equipo de Pumpas tenemos 35 chicos con discapacidad, de cinco provincias. De acá, Mendoza, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe, que vienen para los partidos. Algunos vienen a entrenar a veces, hay uno que tiene la hermana acá y los padres lo traen y aprovechan a ver a la familia.
¿Juegan mujeres también?
No, mujeres no. En otros países están integrados los equipos de hombres, mujeres, con y sin discapacidad. Nosotros no. En el inicio yo la invité a una chica que es profesora en Banco, que juega en el seleccionado femenino pero justo se fracturó el brazo y no vino pero me hubiese gustado tener también la figura femenina.
¿Adónde se reúnen para entrenar?
Entrenamos en CUBA una o dos veces por mes. Nos juntamos cuatro veces por mes, algunas se entrena y otras son partidos.
Es decir que muchos viajan desde lejos
Sí, están todos esperando el día de entrenamiento y el día de partido. Las familias que vienen del interior se tienen que organizar, algunos vienen en avión y otros en auto pero todos tienen su viaje, están a más de mil kilómetros. Pero se vienen, además están encantados con la alegría que lo hacen y lo disfrutan un montón. Y al margen de todo eso, también pudimos observar a través de las acciones del año pasado, a fin de año, los cambios en las conductas de los chicos, cómo habían mejorado la sociabilización, cómo habían ganado en confianza, cómo tenían la autoestima más en alto y cómo se animaban a hablar delante de la gente.
¿Qué frases te han dicho en agradecimiento o expresando cómo han mejorado su calidad de vida y su desarrollo?
Todo esto lo descubrimos por los papás. Tampoco es que hacemos reuniones de padres, nos juntamos a entrenar y van a la cancha. La comunicación es toda por whatsapp y los papás empiezan a poner: “No saben qué bien que está Martín, va a empezar a trabajar”, o te comentan en entrenamiento, un chico de Mendoza que empezó a trabajar en una concesionaria y dejó el instituto, no quería ir más… cuando vienen los chicos del interior, el club San Fernando nos presta los dormis para hospedarlos y hay tres chicos que cuando llega el día viernes aparecen en San Fernando con el bolso y dicen: “nosotros también nos venimos a quedar a dormir con la gente del interior”. Nosotros los vamos a buscar, los llevamos, los traemos. Cuento con un lindo equipo de trabajo, con el Uru, con Iván, con Pablo, Gerardo, Cecilia, que nos dan una mano muy grande.
¿Son chicos que ya habían practicado el deporte o este es su primer acercamiento?
Creo que más del 80 por ciento del equipo son chicos que jugaron al rugby de chicos o que sus hermanos o primos jugaron al rugby, tienen un conocimiento. Después, de rugby inclusivo del Hipotecario salieron cuatro chicos que hace años que van a este programa, que no habían jugado al rugby en ningún club pero hace cinco años que van al club y hacen entrenamientos de rugby y de interacción familiar digamos.
¿Qué otras actividades sociales comparten?
Cuando vienen del interior tratamos de hacer uno o dos partidos y a la noche salir a pasear o ir a comer a algún lado. A veces hago una convocatoria para que todos duerman en el club San Fernando, que vayan a dormir todos los que puedan. El otro día nos invitaron a visitar la Casa Rosada. Nos fuimos de gira a Mendoza, este año vamos a ir a Chacabuco. Para mí es interesante hacer los viajes porque no me quiero subir a un avión. Imaginate que para meter dos o tres aeropuertos, llegar a España y estar 10 días con los chicos, tengo que ir viendo cómo se manejan solos, cómo reaccionan al no estar en su casa tanto tiempo, si se bancan estar arriba del micro, cómo se relacionan con los chicos, la tolerancia que tienen a estar fuera de la casa solos, porque la mayoría de los chicos con discapacidad intelectual viven con sus papás hasta altos años de su vida y no están acostumbrados a estar solos. O sus papás tampoco los quieren largar.
¿Cómo es la tarea de los facilitadores? Ellos son voluntarios ¿cómo es ese trabajo en equipo?
Todos los que estamos involucrados en Pumpas XV lo hacemos en forma ad honorem y la verdad que es con mucho compromiso y con mucho amor. Cuando yo arranqué pensaba armar un equipo de 20 con chicos con discapacidad y jugar partidos contra equipos de veteranos. Pero bueno, ahora ya somos 80 en el plantel, hacemos partidos con equipos de primera. Nosotros presentamos tres equipos. No jugamos dos tiempos de 40 pero sí jugamos dos tiempos de 15 minutos cada equipo, entonces hay que movilizar toda esa cantidad de gente.
¿Qué diferencias tiene su juego? ¿Hay alguna adaptación?
En el scrum no se empuja, el que tira saca. Los métodos de enseñanza son exactamente los mismos que se utilizan para rugby infantil, juvenil y superior. Tenés que adaptarlos al nivel de los chicos que tenés y que adaptar las intensidades. Y en el proceso pedagógico, muchos actúan por imitación, entonces no es muy distinto a lo que hace un entrenador de rugby infantil o juvenil. A los chicos les podés hablar 20 veces pero se lo mostraste una vez y ya lo entendieron. Y una vez que lo hicieron bien ya está, lo único que hay que hacer es repetirlo. Les tenés que tener más paciencia. Dentro del equipo, a los chicos con discapacidad intelectual nosotros los llamamos jugadores, y el resto somos facilitadores, que son hermanos o que juegan en clubes de primera, que tienen una buena comprensión del juego, entonces son como personal trainers. Son los que van apoyando los movimientos y los entrenamientos de los chicos, regulando la intensidad y diciendo: “descansemos un poco, arranquemos de nuevo, hacelo de esta manera”. Los facilitadores ayudan a enseñar tanto dentro como fuera de la cancha, en el vestuario, los traslados.
En un partido, ¿cuántos jugadores y cuántos facilitadores hay?
Para el Mundial, mínimamente un equipo de 15 tiene que tener cinco chicos con discapacidad. Yo digo chicos pero son personas adultas ya, mayores de 18. Acá en Buenos Aires jugamos con alrededor de ocho por equipo, porque hay muchos que saben jugar, juegan muy bien.
¿Esto que vos hacés sucede en otros clubes del país? ¿Lo ves en otras provincias?
No. Yo lo que vi es que hay tres posibilidades de inclusión de personas con discapacidad: una es la integración que hacemos en Banco -que es un invento medio raro que hice para que mi hijo pueda ir al club-; después está lo que se hace en muchos clubes y es que llegan chicos con cierta discapacidad y los meten a jugar incluidos 100 por ciento en las mismas condiciones que los demás chicos, o algunos, por ejemplo en Mendoza, con algún apoyo pedagógico sobre los chicos chiquitos, y el caso de Matías Viacava, que juega desde los 13 años y ahora tendrá 19.
¿Cómo es la historia de Matías?
Son tres hermanos, el más grande es Matías, el del medio es Santiago, y el más chico es Gonzalo. Matías y Gonzalo tienen síndrome de Down, y Santiago juega al rugby en CUBA en primera división. Juega de apertura, de fullback. Y tanto Matías como Gonzalo están dentro de una división, tienen un montón de amigos, van, entrenan, se bañan y se van a comer pizza con los compañeros, me contaron los entrenadores. Matías tiene 22 años. Va a todas las giras, va al gimnasio, entrena, todo. Es un caso bastante particular porque no hay muchos chicos en esa condición. La verdad que tiene una constancia y es recontra laburador para hacer las cosas que hace. Dejó de jugar el año pasado en Menores de 19 y pasó a plantel superior. Por ahí no juega mucho pero va a los entrenamientos en la semana, entra en calor. La realidad es que, los chicos con discapacidad, el problema lo tienen cuando llegan al plantel superior. Porque vos decís jugamos 15 minutos más o no dicen nada y entran, total no es tan importante el resultado de la competencia, pero cuando llegás a jugar a un plantel superior el deporte es más competitivo, se juega más fuerte, y en ese momento es cuando los chicos empiezan a quedarse un poco al costado. En su mayoría dejan.
¿No vuelven al escalón donde estaban antes tampoco, lo dejan del todo?
Y, no porque ellos van creciendo y en cuatro o cinco años ya se hicieron su grupo de amigos. En Pumpas hay muchos chicos mayores de 18 y que juegan en M13, en M14, no tienen ningún problema y tienen su grupo de amigos ahí. Pero en un momento van a tener que pasar del equipo, no se van a quedar de por vida, supongo.
¿Cuáles son los valores del rugby que ellos incorporan para la vida?
Primero, crearon un sentido de identidad como equipo, se sienten muy identificados con lo que es Pumpas, y el nivel de pertenencia también es muy grande, al margen de que cada uno sienta permanencia a su club, porque Pumpas es un seleccionado. Han hecho amigos nuevos y refuerzan mucho la autoestima, la confianza, la socialización. En muchos casos los impulsó a hacer actividad física porque hacían una vida sedentaria, han bajado de peso y obviamente todo eso les da mucha alegría, si bien acá vienen y se divierten, ellos son chicos divertidos en su mayoría y acá también empiezan a aprender que “no soy yo solo o el pobrecito, o el que siempre me dieron todo, o que siempre está bien lo que haga”, no. Acá vienen, están dentro de un equipo, tienen que empezar a cumplir reglas, saber que si ellos no están haciendo algo bien están perjudicando al equipo.
¿Cómo se están preparando para el Mundial de Mixed Ability en España?
Hay chicos que en el verano los llamás por teléfono y te dicen: “estoy entrenando porque hay que hacer una buena pretemporada porque tengo que llegar bien para el Mundial”. Están con toda esa maquinola en la cabeza. Están todos muy entusiasmados. Nosotros jugamos con Jaguares, con CASI, con CUBA, y la alegría con que entran a la cancha es la misma jugando contra cualquiera que tengan adelante. La alegría con la que ellos juegan es exactamente la misma. Después está el tema de las fotos, de que los veo por la tele y los conozco pero la verdad es que disfrutan muchísimo todo lo que hacen dentro de la cancha de rugby y lo viven con mucha intensidad y con mucho amor, para con sus compañeros y para con los contrarios. La entrega de ellos hacia unos y hacia otros es la misma. Entienden que vamos a divertirnos y a pasar un gran momento entre todos.
Además, esta vez van a representar a la Argentina
Exactamente, ahora vamos como equipo, vamos a tener que llevar indumentaria, muchas cosas que nos identifiquen.
¿Cómo sigue el año, cuáles son los próximos desafíos?
Vamos a jugar contra la primera de San Luis, contra la primera de Banco Nación y contra su equipo del 89, “las leyendas de Banco Nación”, seguramente esté Porta. En San Juan, previo al partido entre los Pumas e Inglaterra, nos invitaron para jugar un partido preliminar entre nosotros. Y justo está a punto de arrancar el mixed ability en Mendoza. Presentamos un programa para que hagan entre la secretaría de Turismo y la Unión de Rugby de Cuyo. Está la posibilidad de que a San Juan vengan algunos chicos de Mendoza también. Si no, jugaríamos entre nosotros, que tenemos un plantel grande. Y después estamos buscando fecha con Newman, con Los Matreros y está la posibilidad también de jugar un partido en Chile. Nos vamos a Chacabuco también, nos invitaron, jugamos contra el seleccionado de Uroba.
¡Están con la agenda cargada!
Son un montón de cosas que al principio yo solo les estaba dando muchísima dedicación y ahora pude armar un grupo de gente que está recontra comprometida. El Uru, que es de Los Matreros, me está ayudando a hacer el fixture; una mamá nos da una mano con todo lo que es papeles de los chicos, como el carnet médico; Iván, que es de Hindú, que me da una mano enorme con el trabajo con los chicos y todas las familias también nos ayudan.
¿Y no reciben ningún tipo de apoyo económico a través de donaciones o patrocinio para llevar esto adelante?
No, por el momento no hemos recibido. Tampoco hemos pedido porque no sabíamos qué pedir. Ahora estamos tratando de juntar el dinero para los pasajes para el Mundial así que vamos a salir a vender unos vinos de marca Pumpas y vamos a salir con una revista para el viaje y algunas otras cositas por ahí también.
FOTOS: Andrea Romero
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