El comité judicial de Rugby Europe informó esta semana las sanciones a cinco jugadores de la selección española por los incidentes ocurridos en el partido Bélgica-España jugado el 18 de marzo pasado en Bruselas.
El jugador Guillaume Rouet recibió una sanción de 36 semanas y su hermano Sébastien, una de 43. El motivo fue el maltrato físico y verbal al árbitro rumano Vlad Iordachescu. Los otros tres jugadores sancionados fueron Pierre Barthère, Mathieu Belie, Lucas Guillaume, quienes recibieron un castigo de 14 semanas por amenazas al árbitro, con efecto inmediato tanto en la selección como en sus clubes.
Sin embargo, la Federación Española de Rugby asegura que la actuación del árbitro fue “intencionadamente parcial” ya que, con la derrota española, Rumania se clasificó directamente para el Mundial de Japón 2019. España queda ahora abocada a la repesca, primero ante Portugal y, si gana, tendrá que enfrentarse a Samoa.
World Rugby se encuentra investigando tanto las circunstancias del encuentro como las alineaciones indebidas denunciadas en la fase de clasificación. Entre ellas, la denuncia de Rusia de que el jugador rumano nacido en Tonga Sione Faka Osilea había vestido en 2013 la camiseta de su país de origen, incumpliendo el principio de elegir una sola selección. Si se comprueba que el jugador no estaba habilitado para alinearse como rumano, Rumania quedaría descalificada y España se clasificaría al Mundial.
Además, la copia manuscrita del acta del partido demuestra que el representante de Rugby Europe, Michel Arpaillange, escribió falsedades sobre la actitud del equipo español. Allí dice que el tercer tiempo se celebró sin los jugadores españoles cuando en realidad sí estuvieron presentes.
En tanto, la FER anunció que su presidente, Alfonso Feijoo, está estudiando con los jugadores “posibles recursos ante instancias superiores” y solicitó la repetición del partido por la “falta de imparcialidad, objetividad e independencia” de los tres árbitros rumanos. Para World Rugby, una repetición del partido sería lo mejor para los intereses del juego.
En síntesis, España todavía tiene dos motivos para ilusionarse con el Mundial.
FOTO: Getty Images
