Por Belén Sainz-Trápaga
Las mujeres brindaron un verdadero espectáculo en el Genting Snow Park. Cuando parecía que una había hecho algo insuperable, la siguiente competidora dejaba a todos con la boca abierta. Pura admiración entre ellas. Así fue para la neozelandesa Zoi Sadowski-Synnott, que logró la medalla de oro con una performance épica, aplaudida por sus rivales. Es la segunda vez que Zoi, de 21 años, hace historia: en PyeongChang 2018 se había convertido en la primera neozelandesa en ganar una medalla en los JJ.OO. de Invierno, con su bronce en Big Air. Ahora, consiguió el primer oro olímpico para su país.
“En mi última prueba sabía que tenía que superar lo que hice en los X Games para ganar el oro. En el último salto iba demasiado rápido. Mientras estaba en el aire pensaba: ‘hacé lo que sea para aterrizar’. Había hecho ese truco tantas veces que sabía que podía hacerlo. Fue la mejor competencia de mi vida”, aseguró Sadowski-Synnott, que apenas dos semanas antes había ganado el oro en Slopestyle y en Big Air en los X Games de Aspen.
La medalla de plata fue para la estadounidense Julia Marino, de 24 años, quien posiblemente también haya hecho la mejor competencia de su vida. “Estamos todos súper contentos por Zoi. No la veo como un rival, es una buena amiga. Está llevando las cosas a otro nivel con este tipo de trucos y es inspiradora”, confesó Marino.
En tercer lugar quedó la australiana Tess Coady, de 21 años, que se había lesionado el tobillo justo antes de la final pero, para su asombro, pudo caer lo suficientemente bien para llevarse el bronce.
En tanto, la ganadora del oro en los últimos dos Juegos, Jamie Anderson, cayó en dos de sus tres mangas y tuvo que conformarse con un noveno puesto. Teniendo en cuenta que Zoi ya la había destronado en los últimos Campeonatos Mundiales (2019 y 2021), el Slopestyle definitivamente tiene una nueva reina.
Por el lado de los hombres, el nuevo campeón olímpico es un emocionante ejemplo de resiliencia. Después de ganar la medalla de plata en PyeongChang 2018, Max Parrot fue diagnosticado con un linfoma de Hodgkin. Tuvo que someterse a 12 tratamientos de quimioterapia, hasta junio de 2019. No solo logró derrotar al cáncer sino que a los dos meses pudo volver a competir en el más alto nivel: en 2019 ganó los X Games de Noruega en Big Air, en 2020 los de Aspen, y en los de Noruega 2020 ganó un oro y una plata. Además, en 2021 compitió en el Mundial de Big Air y se llevó la plata. La medalla de oro en Beijing 2022 fue un merecido reconocimiento para el canadiense de 27 años, que esta vez llegó con una nueva perspectiva, fortaleza mental y una actitud basada más en disfrutar que en estresarse.
“Han pasado muchas cosas en los últimos cuatro años, desde mis últimos Juegos. Hace tres años, en este mismo momento, estaba en una cama del hospital tumbado para someterme a la quimioterapia y sin ningún tipo de energía. No tenía músculos ni cardio. Estaba básicamente viviendo una pesadilla. Y estar aquí tres años después es algo maravilloso. ¡Estoy aquí, dedicándome a mi pasión! Hoy hice la mejor ronda de toda mi carrera. Y, encima, gané una medalla. Parece irreal”, dijo Parrot.
“Si tuviera la oportunidad de volver los años atrás y no tener cáncer sino una vida normal, no lo querría. Es un poco raro decirlo, pero he aprendido mucho, y al día de hoy agradezco que me pasara porque soy una persona totalmente diferente. Realmente adoro la persona en la que me he convertido. Los últimos años han sido los más duros de mi carrera, y aún así he conseguido el oro. Esto simplemente demuestra que nada es imposible”, agregó.
Con solo 17 años, el chino Su Yiming terminó segundo y logró la primera medalla olímpica para su país en snowboard masculino. De local, el joven pudo celebrar con su familia y amigos la alegría -y el lujo- de compartir el podio con su ídolo de siempre, Mark McMorris. El canadiense se llevó el bronce por tercera vez consecutiva en la misma disciplina.
Fotos: Olympics – Getty Images / FIS – Agence Zoom
